Cuando Terra lanzaba un producto estratégico (el portal, las ADSL, Gran Hermano, etc) solía hacerlo por todo lo alto: ruedas de prensa, publicidad en televisión y prensa escrita, carteles en fachadas de edificios, fuegos artificiales y, por supuesto, fiestas nocturnas donde invitaban a celebridades, sorteaban regalos y el glamour y el espectáculo eran las notas predominantes. Sobra decir que esas fiestas solían alargarse hasta la madrugada el mediodía siguiente.
Expertos analistas del sector han estudiado minuciosamente el meteórico ascenso y el -no menos meteórico- desplome de Terra y todos ellos coinciden en que el gran error que llevó a Terra a la ruína fue invitar a sus empleados a las fiestas.
Sucedió que a principios de noviembre del 2002, Terra lanzó su nuevo portal de juegos. Recuerdo que el proyecto empezó muy lento y tardó muchísimo en arrancar. La plataforma de preproducción estaba separada de producción, y los de prepro se encargaban de los sistemas y las aplicaciones. La parte de prepro de este proyecto la llevaba Julián Carretero (un tipo muy majete con quien había muy buen ambiente de trabajo), pero las infraestructuras y comunicaciones las llevábamos los de mi grupo de producción, así que nosotros estuvimos involucrados en todas las fases del proyecto: maquetas, prepro y paso a producción.
Las semanas anteriores habían sido bastante estresantes ya que el paso a producción se hizo muy atropelladamente, no sabíamos como monitorizarlo, no teníamos ninguna documentación (para variar)... así que al final tuvimos que desplegar un amplio abanico de ñapas que habrían horrorizado a la mismísima Mae.
La fiesta para celebrar el lanzamiento comercial del portal de juegos se celebró en la sala Cool, una discoteca que por esa epoca estaba de moda. Mi plan original era cenar con los compañeros de Correo/Aplicaciones y luego ir todos juntos a la fiesta, pero al final no me daba tiempo a ir a cenar con ellos porque quería ir a casa a ducharme, cambiarme de ropa y esas cosas.
Así que llegue solo, con mis pintas habituales, a la sala Cool y, como solía pasar en las fiestas de Terra, los de la puerta no me dejaban pasar porque no se creían que yo trabajaba ahi. Pensaban que intentaba colarme, asi que me venian con lo de "Lo siento, hoy hay una fiesta privada" y esas excusas habituales. Ni siquiera enseñandoles mi tarjeta de Telefónica me dejaban pasar. Finalmente Luis de la Vega (un jefe) vino a mi rescate y entré con él.
La disposicion de la sala es un poco extraña, ya que tiene dos plantas, pero cuando entras desde la calle, entras a la altura de la planta de arriba, y para bajar hay que ir por unas escaleras laterales que al principio no vi, asi que yo fui directo hacia la entrada principal, donde habia uno de seguridad.
Delante de mi iba una parejita -muy bien vestida- y al llegar a la entrada, el de seguridad les pide el dado. ¿Como? ¿El dado? Así es, el dado. El chico mete la mano en el bolsillo de su americana y, efectivamente, saca un dado. El típico dado de jugar al parchís, sí. Se lo da al vigilante. El vigilante, mira el dado, les deja pasar con una sonrisa y me mira a mí.
Y yo le miro con cara de "Pues yo no tengo dado".
El de seguridad seguramente se pensaría que yo era algun famoso (desde luego, mi atuendo no ayudaba nada a pasar desapercibido) y me decía "pero oiga, no le han enviado el dado con la invitación?", y yo "pero que dado que ni ocho cuartos!". Luego me enteré que cuando invitan a las celebridades a ese tipo de eventos, con la invitación envían un objeto pequeño (un dado, un botón, un sacapuntas...) para permitirles la entrada. En cuanto el de seguridad se dió cuenta que yo no era famoso, muy amablemente me invitó a bajar por las escaleras a la planta de abajo con el resto de la plebe.
Cuando llegué, la fiesta ya había comenzado. La planta de abajo estaba llena de compañeros del equipo de producción así como de gente de otros edificios (Nuñez de Balboa, Atica, etc). Al principio la cosa estuvo tranquilita: una fiesta normal donde todos estabamos hablando, bebiendo, riendo, bailando, etc.
Pero sobre las tres de la mañana, abrieron los accesos a los palcos de arriba, porque las celebrities estaban cansadas de estar en los palcos, y los pájaros (y las pájaras) inician un movimiento migratorio a la planta de abajo para bailar y "soltarse". Y muchos de los que estabamos abajo de pie durante varias horas iniciamos otro movimiento migratorio porque estabamos cansados (o borrachos) y queriamos sentarnos.
Dado que ambos movimientos migratorios se solaparon en espacio y tiempo, el resultado fue una curiosa mezcla donde igual me encontraba bailando con Elena Ejarque y con Silvia Abascal como que al rato siguiente estaba sentado en un sofá hablando de cine con Alaska, Oscar Feito y otros compañeros.
Al terminar la fiesta, recuerdo estar con Padilla, Mata y otros compis en una discoteca por San Blas. Sobre las nueve o así, unos se fueron a dormir, otros a desayunar chocolate con churros y los más radicales nos fuimos a la oficina a currar.
Cuando llegué a la oficina me encontre a Jorge mi compañero de comunicaciones, quien también había acudido a la fiesta y tenia una resaca horrorosa. Me contó que perdió la cartera, las gafas y el móvil... Cada vez que salía de fiesta, el pobre se pillaba unas moñas de campeonato.
Por fin, cuando llegué a mi casa, recuerdo que me quité la cazadora de cuero... y en uno de los bolsillos me encontré un dado.